viernes, 16 de enero de 2015

Calcamonías


Quizá lo más peligroso de la paternidad sea esta poderosa querencia a entender que lo de nuestros hijos es lo mejor del mundo. A Carmen los Reyes Magos le han traído un set de relojes de calcamonía. Quedan muy elegantes. Véase un exquisito modelo en su muñeca: 


Y también los comparte con su hermano. Le dio a Quique un reloj más masculino, como es lógico: 


La madre les explicaba que tenían que tener cuidado en el baño, que se les borraría el tatoo si se lo frotaban mucho. Y entonces oí cómo Carmen decía claramente: "Yo quiero un tatuaje de los que no se quitan nunca". Hasta ese mismo instante yo había sido poco partidario de los tatuajes, lo reconozco, pero me sorprendí pensando: "Qué bien. Hasta qué hondo lleva mi hija el conservadurismo de su padre, no quiere que se borren ni los tatuajes". 

¡Cuidado!, me avisé, cuando caí en la cuenta. 


1 comentario:

Ángel Ruiz dijo...

Claro, el problema del conservador es conservar solo lo que merece la pena.

Por cierto que ayer vi esto de NGD en inglés, sobre el reaccionario, que me gustó: «It is not a restoration for which the reactionary yearns, but for a new miracle».